Silvia Carranza es un ejemplo de superación, y hoy ayuda y apoya a personas con discapacidad
Silvia Carranza es un ejemplo de superación, y hoy ayuda y apoya a personas con discapacidad
Silvia Carranza tiene 64 años. Nació un 26 de julio de 1955 en Avellaneda, provincia de Buenos Aires. A los siete meses de vida le diagnosticaron poliomielitis acompañada de meningitis, consecuencia de una epidemia propagada en todo el país. Cinco años más tarde, Silvia fue sometida a siete operaciones. A raíz de las intervenciones, pudo ponerse de pie, con ayuda de un corsé, dos prótesis y dos muletas.
"En los recuerdos vagos que tengo, antes de las intervenciones apenas podía ponerme en pie y sólo me arrastraba o estaba en cochecito, no tenía silla de ruedas en aquella época. Me cambio la vida", describió a Infobae Carranza.
Aunque hoy es una persona alegre y llena de energía, su infancia le dejó recuerdos dolorosos. Carranza creció sin su papá, ya que falleció cuando ella tenía apenas dos años de edad. Su madre Aurelia fue su guía, su sostén y ejemplo a seguir en la vida.
En cuanto a la educación, la primaria la tránsito en escuelas públicas y domiciliarias, como consecuencia de las intervenciones. Gracias a la beca que recibió del Rotary Club por tener el mejor promedio, pudo cursar la secundaria en colegios privados. Sin embargo, al ser discriminada por dos escuelas que no tenían la infraestructura adecuada ni accesible, se recibió en una academia, tras cursar con modalidad libre. "Me dijeron que el aula estaba en el primer piso y sus autoridades argumentaban que yo me podía caer, entre otros pormenores para que me vaya", recordó Carranza.
A pesar de tener un empleo estable, decidió ir por más y adentrarse en el mundo de las organizaciones sin fines de lucro
A pesar de tener un empleo estable, decidió ir por más y adentrarse en el mundo de las organizaciones sin fines de lucro
Conoció por primera vez la labor solidaria luego de anotarse en el Interact, rama juvenil del Rotary Club, donde tuvo sus primeras incursiones en la ayuda social. Desde entonces se propuso continuar con este tipo de tareas y cumple distintos roles solidarios y humanitarios en diversas organizaciones sin fines de lucro, relacionadas o no con la discapacidad.
A pesar de sus dificultades motrices, Silvia siempre ayudó a su madre en las labores cotidianas, desde la economía familiar hasta los quehaceres del hogar. Apenas cumplió los 15 años comenzó a trabajar en la Municipalidad de San Martín como cadete en Inspección General, sección donde se desempeñó hasta los 21 años. Simultáneamente, trabajaba en un diario local haciendo cobranzas y llegó a ser Jefa de la División de Despacho, siendo la mujer más joven en llegar a un cargo tan alto en la municipalidad.
Silvia junto a su hijo Federico, con quien comparten la pasión por el deporte
Silvia junto a su hijo Federico, con quien comparten la pasión por el deporte
Lejos de quedarse cómoda en un solo lugar, Carranza decidió renunciar a su empleo e ir por más. Un tiempo después descubrió distintas instituciones como Cáritas y la Liga Argentina de Lucha Contra el Cáncer (LALCEC).
El amor también llegó a su vida y conoció a quien hoy es su esposo: Luis Paz, un jugador de primera división de básquet sobre sillas de ruedas del Club Unión Deportistas Argentinos Lisiados (CUDAL), que había conocido en el Servicio Nacional de Rehabilitación mientras ella hacía sus primeras experiencias en el mismo deporte. Fruto del matrimonio nació su único hijo, Federico. "Tenerlo fue todo un desafío, lo único que podía pensar era  '¿Cómo me manejaré con un hijo?'.  Pero como yo veía a muchas amigas mías con discapacidad que los tenían, dije '¿por qué no?'.
La presidenta de Cilsa recibió el reconocimiento de Personalidad Destacada de los Derechos Humanos en el honorable senado de la Nación
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El básquet le brindó a Silvia distintas herramientas: integró la Selección Nacional en los Juegos Panamericanos Panasir '90, en Venezuela, y Juegos Mundiales '92 de Stoke Mandeville, Inglaterra. En 2010 fue coordinadora de un Torneo Internacional en Montevideo, Uruguay. Simultáneamente comenzó a realizar la coordinación deportiva del Club CILSA en Buenos Aires
Pero la vida le dio otro giro inesperado. Cuando su hijo cumplió 6 años, a Silvia le diagnosticaron cáncer de mama. Fue operada y le realizaron rayos y quimioterapia obteniendo una buena recuperación. Tras la operación, comenzó a vivir de otra forma, valorando aún más cada día, según aseguró a Infobae.
Silvia Carranza en su labor diaria entrega sillas de ruedas gratuitas
Silvia Carranza en su labor diaria entrega sillas de ruedas gratuitas
A pesar de todas las dificultades que sortea de manera diaria, como presidente de CILSA ayuda diariamente a personas con discapacidad con distintas acciones como: entrega de elementos ortopédicos a quienes no pueden costearlos; programa de becas y oportunidades para que puedan acceder a la educación gratuitamente; conferencias sobre concientización; programas para fomentar el deporte inclusivo y para conseguir viviendas dignas.
Su historia es tan movilizadora que sus reconocimientos son el fiel reflejo de su filosofía de vida. Cuenta en su haber son premios como el Bienal ALPI "Por Superar con Voluntad y Fe las Dificultades de su Vida" y el Premio Pro-Liga Comportamiento Humano, y fue designada "Personalidad Destacada de los Derechos Humanos" por la Legislatura de la Ciudad, que la destacó por ser una mujer que ha superado durísimas circunstancias de su vida y ha encontrado en la ayuda a los demás su alegría más enorme. Ha dedicado toda su vida a buscar un mundo más equitativo y con oportunidades para todos.
Su dese es que el mundo sea más inclusivo y que todos tengan las mismas oportunidades
Su dese es que el mundo sea más inclusivo y que todos tengan las mismas oportunidades
Lo cierto es que Carranza ha transcurrido la mayor parte de su vida fomentando la ayuda solidaria y todo aquello que conlleve a que un individuo, sea cual fuera su condición social, su estado físico, su edad, su preparación educativa, pueda acceder a una mejor calidad de vida, inclusiva, digna, pero fundamentalmente libre.
"Voy a seguir trabajando incansablemente feliz como lo hago hace 29 años en CILSA. Encontré las herramientas para lograrlo, potenciando cada día, sumando voluntades, conciliando diferentes opiniones, sumando indudablemente la cultura de la paz para aspirar a cumplir los sueños para poder cambiar realidades, cumplir sueños con un compromiso verdadero", aseguró Carranza. 
"A alguien que no ve un futuro en su vida, le diría que no es así. Que siempre hay una segunda oportunidad. Aunque se tenga una discapacidad, siempre se puede hacer algo: deportivo, social y cultural. Actividades que nos permiten igualarnos en la vida y tener un destino con posibilidades e inclusión para todos", concluyó Carranza.